Cómo es vivir detrás del cercado en Lastenia: "me da miedo que no se sepa dónde y cuándo termina"

Teresa Morales vive en un pasaje de Lastenia, dentro del cerrojo epidemiológico que se instaló para evitar la propagación del COVID-19.


Teresa Morales, de 75 años, salió de su casa el viernes pasado, muy tempranito, para cobrar su jubilación. Hizo una fila de tres horas en la intemperie hasta que llegó su turno de entrar al banco. Otras tres horas adentro y ¡listo! Con el objetivo cumplido y una sonrisa volvía a su casa, ubicada en un pasaje, en Lastenia, de Banda del Río Salí.

A una cuadra de reencontrase con su hija, Marta, la frenó un vallado. Seis horas fuera de su hogar fueron suficientes para que su vida cambiara, al menos, por los próximos 15 días en el  barrio donde vivió más de 40 años.

“Me frenó una vecina y me preguntó que hacía afuera, pero con un énfasis particular. Le dije que tenía que salir a cobrar, simplemente eso”, contó Tere a Telefé Tucumán.

Fue ahí donde se enteró que salir de su casa estaba prohibido y que a partir de ese momento pasarías sus días detrás de un cercado e iba a depender de las autoridades.

“Soy diabética y sé que soy una persona de riesgo, pero me siento muy tranquila con la decisión de habernos aislado para evitar que se propague el virus. Me siento bien”, alertó.

Tere es muy alegre y aseguró que el virus no le va a impedir poner su música preferida para celebrar que todavía sigue viva. “Soy guarachera y chamamecera. Escucho al Quinteto de Oro y a Los Palmareños”, confesó y agregó que no le hace falta salir de casa si está acompañada por su equipo de música. “Ni por la pandemia voy a dejar de bailar”, sentenció.

Los víveres

Tere contó que se sorprendió el día después de que anunciaron el cierre de la zona. “Nos llegó un bolsón inmenso de comida, con 4 kilos de carne de todos los cortes, pan, tortillas, ingredientes para preparar todo tipo de comida. Hasta el día de hoy no nos faltó nada. Hoy nos dieron elementos de limpieza: un bidón de 5 litros de lavandina, jabón, alcohol en gel. Me siento cuidada y contenida. Es un total gracias a la gente que está trabajando para nosotros", expresó.

Detallista como ninguna, Morales se fija en todos los movimientos del barrio que tegan que ver con su rutina diaria. Así es que detalló que el servicio de recolección de basura ya no es el de la Municipalidad, sino que desde el Siprosa se encargan de los residuos y los separan en bolsas dierentes (residuos patológicos).

El miedo

“Yo no soy chusma”, se adelantó Teresa. Ella dijo que no sabe quiénes son los vecinos que tienen coronavirus o qué es lo que el barrio opina de ellos. No sale a comentar y no le interesa.

Lo único que le preocupa es que la gente siguió saliendo sin saber que esto estaba pasando y que eso hará que aparezcan mucho más casos.

“Anduvieron por otros lados, en jodas del Día del amigo. Me da miedo que no se sepa ni a dónde empezó, ni donde termina”, cerró.

Fuente: Telefe Tucumán


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